El Fresquito, un pedazo de chuche, lo tenía todo, piruleta, pica pica y su dosis de guarrería para tenerte distraído un ratilfresquito fiesta chuchelo. Lo que más molaba era fanatizarse a untar la piruleta y luego apañarse con el dedo todo el pica pica que sobraba de la bolsa.
Ejemplos de chuches
Los Peta Zetas, entre lo buenas que estaban y que explotaban en tu boca, ¡eso sí que molaba! Además, era lo más cercano que teníamos a jugar con la ciencia sin acabar heridos en el intento. Eso sí, tenías que comerlas con cuidado ya que si acababas pringando el sobre empezaba a explotar solo y se te fastidiaba el invento. Sacar la lengua llena de petazetas en la oreja más cercana era una de las picias más míticas e inocentes que llevábamos a cabo siempre que teníamos ocasión.
Los Bobaloo y los chicles Boomer, hemos decidido que en cuestión de chicles, tanto el uno como el otro merecen una destacada mención. El momento morder el chicle de Bobaloo de fresa ácida y que saliera el líquido despedido en la boca es lo más parecido en la infancia a tocar el cielo, aunque luego el chicle en sí era bastante purria y se quedaba sin sabor a los 5 minutos.