LAS CHUCHES DE ESPAÑA

Una golosina es un manjar generalmente dulce, cuyo único valor nutritivo es el azúcar o grasa, escaso o nulo en proteínas, vitaminas y minerales, y está destinado a satisfacer un gusto o antojo. Su consumo en exceso es un mal hábito que se ha extendido principalmente en los niños, y puede desencadenar problemas de salud como obesidad, diabetes, caries e incluso anemia, debido a que rara vez aporta hierro y ocasiona pérdida de apetito por alimentos nutritivos. Una chuchería, chuche o galguería es una forma más coloquial de designar a las golosinas.

También existen golosinas dietéticas a base de edulcorantes como la sucralosa o stevia rebaudiana, las cuales están especialmente elaboradas para personas en régimen pero aun así siguen teniendo una cantidad de azúcar perjudicial para los diabéticos u otras personas que intenten adelgazar.

Ejemplos de chuches

El Fresquito, un pedazo de chuche, lo tenía todo, piruleta, pica pica y su dosis de guarrería para tenerte distraído un ratilfresquito fiesta chuchelo. Lo que más molaba era fanatizarse a untar la piruleta y luego apañarse con el dedo todo el pica pica que sobraba de la bolsa.

Los Peta Zetas, entre lo buenas que estaban y que explotaban en tu boca, ¡eso sí que molaba! Además, era lo más cercano que teníamos a jugar con la ciencia sin acabar heridos en el intento. Eso sí, tenías que comerlas con cuidado ya que si acababas pringando el sobre empezaba a explotar solo y se te fastidiaba el invento. Sacar la lengua llena de petazetas en la oreja más cercana era una de las picias más míticas e inocentes que llevábamos a cabo siempre que teníamos ocasión.

Los Bobaloo y los chicles Boomer, hemos decidido que en cuestión de chicles, tanto el uno como el otro merecen una destacada mención. El momento morder el chicle de Bobaloo de fresa ácida y que saliera el líquido despedido en la boca es lo más parecido en la infancia a tocar el cielo, aunque luego el chicle en sí era bastante purria y se quedaba sin sabor a los 5 minutos.